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27 de abril de 2013

Para salir del duelo


Evelyne Bissone Jeufroy 

recientemente editó un libro en conjunto con Anne Ancelin Schützenberger titulado “Salir del duelo” 
en el cual desarrollan la temática con el objeto de que sea un libro de autoayuda para sus lectores. 
En su reciente visita a la Argentina, Evelyne Bissone Jeufroy fue entrevistada para que comente los detalles de su nueva publicación?
Por Carolina Duek-Juliana Magno

-¿Qué es el duelo para usted? 

-El duelo es un proceso que hacemos todos frente a cualquier pérdida significativa que al mismo tiempo se siente una pérdida de seguridad.

No es necesariamente la muerte, puede ser cualquier pérdida: de un trabajo, exilio ya sea elegido o no, casa, amor, salud, situación económica, juventud, los hijos que se van, así como tantas otras pérdidas inevitables por las cuales nuestra educación en sociedad no nos ha preparado porque nos enseñan a ganar pero no a perder. 


Las etapas del duelo, ya sea para enfrentar la muerte o una pérdida, son las mismas. 

Son únicas porque dependen de la fuerza del vínculo puesto que el trabajo del duelo empieza con la ruptura de ese vínculo significativo y es en realidad la pérdida de un objeto de amor. 
Lo que las personas no se dan cuenta y es por eso que es un proceso que hay que elaborar y no tapar, es que significa muchas pérdidas, no solamente el objeto de amor, sino también una parte de si mismo y la pérdida de la seguridad. 
Todas esas pérdidas lo transforman en un proceso doloroso. 
Alguien me preguntó si gracias a las “recetas” de este libro si uno podía hacerlo sin dolor y definitivamente no. 
Hay que entrar en el dolor para salir de éste. 
Lo que no hay que hacer es taparlo, porque de este modo dura eternamente. 
Hasta puede durar toda la vida. 
Este libro también refleja mi propia experiencia, porque cuando falleció mi hija yo no hice el duelo y enfermé de las más variadas enfermedades que ningún medico se podía explicar. 
Creo que con este libro puse un punto final a mi propio proceso de duelo. 
Es interesante notar que el proceso de duelo para una pérdida significativa no se hace de una vez. 
Es lo que Freud llama el trabajo de “perlaboración” como en una sinfonía un motivo es retomado y reelaborado en distintos niveles hasta su expresión final. 
Creo que este libro fue para mí la expresión final.

-Usted habla de “recetas”, podría nombrar algunas? 

-Creo que la receta más importante es ofrecerse 4 placeres por día como mínimo, todos los días. 

La receta es 1 a 3 años, después uno normalmente ha tomado la costumbre y ya lo hace, porque eso regenera, da energía y rehace al ser humano porque en el trabajo del duelo hay una gran cantidad de pérdida de energía, un gran cansancio interno. 


Uno está rumiando todo lo que le pasó. 

Damos también una receta de cómo encontrar el sueño en esta etapa tan difícil. 
Es un libro de autoayuda porque ejerce una acción terapéutica porque las personas que lo han leído me trasmitieron que los ayudaron a pasar situaciones muy difíciles de las cuales todos estamos obligados a convivir como enfermedades de una pareja, problemas de salud propios, accidentes y toda pérdida de algo que uno ha valorado y que ya no tiene: 
juventud, fortuna, empresa, casa, jubilación, país. 
En fin muchas cosas que nos ocurren y que son imprevisibles.

-¿Qué fue lo que impulsó a que escriba sobre el duelo? 

-Yo hice una formación de coaching en el año 2000 y había trabajado las etapas del duelo inspiradas en Elisabeth Kubler-Ross. 
El coaching es un acompañamiento puntual para personas que atraviesan un momento de cambios o dificultoso. 
Muchas de las demandas generalmente se realizan en empresas o con personas que buscan trabajo, para que puedan enfrentarlas en una forma positiva y que ellos mismos encuentren una solución positiva. 
En el coaching lo importante es salir adelante, para salir del duelo es cómo superar el dolor, salir adelante, re-aprender a vivir.

-¿Cuándo puede decirse, para usted, que un duelo ha finalizado? 

-El proceso del duelo no resuelto es como una cicatriz que supura. 
Si el sentimiento es de serenidad, paz interior, entonces el proceso del duelo está terminado. 
La cicatriz sigue existiendo, es evidente que lo que nos ocurrió nunca se borrará, pero está limpia y uno puede ocuparse de otra cosa porque uno ya no está absorto por el dolor o preocupación. 
Muchas veces es a partir de la tristeza que se puede salir del duelo y a veces ocurre que el entorno es el que no nos deja ser tristes. 
En mi concepción hay que estar tristes todo el tiempo que uno quiere porque de la tristeza va a brotar la salida del duelo, la etapa de la aceptación. 

La vergüenza social es la que tapa e impide el duelo, y justamente lo que uno necesita es escucha, sostén y poder volcar sus emociones. 

Venimos de una cultura donde había que callarse, ser digno y no mostrar sus emociones. 
Alice Miller postula que es un empobrecimiento y no una riqueza. 
Porque todos los psicólogos saben que la expresión de los sentimientos y las emociones son indispensables para crecer y desarrollarse. 
El cuerpo sufre cuando tiene que reprimir tanto, incluso el dolor. 
La vergüenza es social, viene de los padres y de la sociedad. Hay una pérdida particular que a nadie le gusta hablar que es sobre el aborto. 
Muchas mujeres no hay hecho el duelo de abortos espontáneos o provocados. 
Si uno no toma en cuenta esta pérdida, pueden entrar en graves depresiones ya sea posteriormente o muchos años luego de ocurrido el aborto.

Contratapa: 

La vida está hecha de cambios y de pérdidas de todo tipo, cuyo duelo debemos hacer: muertes, rupturas amorosas, despidos o jubilación, exilio, mudanza…

Con frecuencia, carecemos de la energía, la libertad mental o el conocimiento necesarios para tomar decisiones positivas, y permanecemos “rumiando” nuestra pena.

Para salir del duelo es necesario, vital, recuperar fuerzas, soltar amarras, perdonar, aceptar la pérdida. Existen técnicas para hacerlo; todas recorren un mismo camino: cuidarse, darse gustos, rodearse por buena gente, crear una reserva de “vitaminas” emocionales.

Superar el dolor y reaprender a vivir, encontrar nuevamente la paz interior, la serenidad, darle otro sentido a la vida: ésta es la razón de ser de este libro.