RITUAL DE CONEXIÓN
Un ritual de restablecimiento de la unión, de la union con nosotros, pero cuando nos unimos con nosotros nos unimos con el universo, nos unimos con la corriente de la creación. la primera parte del ejercicio es contacto con nuestro cuerpo fisico y el contacto es simplemente llevar la conciencia, porque vivimos donde tenemos la conciencia. ahí donde llevamos nuestra atención, ahí esta nuestro ser, ahí esta nuestra energía, ahí esta lo que somos. así que llevamos la atención al cuerpo fisico, al campo emocional, al campo mental, a nuestra respiración que quiere decir a nuestro ritmo, porque la vida es una ritmicidad cíclica. ese es el primer movimiento.
Luego viene un segundo movimiento que es la impresión. entramos en contacto con nuestra esencia real, con aquello que somos. primero era el plano objetivo, es un sol externo pero somos concientes de que ese sol es un símbolo del alma, es un símbolo de la mente en la que estamos contenidos y nos convertimos en esa mente. luego llevamos el sol al interior y entramos en un contacto interior con la luz. ese contacto representa el gran río de la conciencia que desemboca en la cabeza, en la epífisis y después encendemos nuestro corazón. ya no es un contacto exterior sino que tenemos una impresión de la luz en nuestro interior, en nuestro cuerpo que ya no solo es el campo fisico, sino que es el campo emocional y el campo mental. luego conectamos la cabeza, el corazón y el alma. asumimos que el alma no es el sol que se levanta sino es el sol en su cenit. el sol ha ascendido, esta sobre nosotros, sobre nuestras cabezas y así vamos conectando la energía del corazón con la energía de la cabeza que es la energía de la mente, con la energía de la mente universal. ya no es la energía de la mente concreta, la mente individual, sino que es nuestra raíz, es la mente universal. esa raíz es el alma. ascendemos hacia el alma, recibimos la impresión del alma. esa impresión esta caracterizada por el profundo silencio interior. solamente podemos tener la impresión cuando se acalla todo ruido, pero lo acallamos cuando hemos seguido el proceso de la luz dentro de nosotros.
Y viene la tercera fase, que es la fase que emprendemos ahora. hemos descendido la luz del alma, hemos inundado con la luz del alma nuestro cuerpo mental, nuestro cuerpo emocional, nuestro cuerpo fisico ¿y quien nos dice que lo hemos realizado? la energía sigue el pensamiento. si lo pensamos, lo realizamos. cuando el pensamiento se llena del colorido de la emoción, se vuelve imaginación. pero la emoción no quiere decir un movimiento hacia el exterior. la emoción es llenar de colorido, de propósito y tenemos la impresión del alma y una vez que tenemos esa impresión, pasamos a la tercera fase del ejercicio. esa tercera fase es la proyección de la luz del alma. es la exteriorización y se llama la fase de relación.
Tenemos así tres fases. primera es el contacto, segunda, impresión y el tercer movimiento que es el movimiento de relación. en ese movimiento de relación tratamos de entender, tratamos de sentir y tratamos de convertir en movimiento todo aquello a lo que hemos accedido, toda la claridad que hemos podido obtener.
Esa técnica de meditación es una técnica de union. union con nuestro cuerpo fisico, con nuestro cuerpo emocional y con nuestro cuerpo mental, pero siempre estamos aprendiendo, porque vivir es aprender. la vida es el espíritu y el espíritu mismo es el proceso de aprendizaje. digamos que vivimos espiritualmente cuando aprendemos.
Así que ahora vamos a proyectar esa luz para acceder aquello que hemos aprendido. vivir espiritualmente es una aventura. la vida cómoda de espacio, de seguridad. es la vida a través de la cual conocemos la incertidumbre y que la aceptamos. es la vida del vacío pero no tenemos el vacío sino que sabemos que el vacío es la puerta abierta hacia la plenitud. es la vida de la renuncia pero no tenemos la renuncia porque sabemos que mas allá de la renuncia espera la libertad. es la vida del deseo, si pero un deseo que se consagra, mas allá de la dependencia, la independencia y a la libertad, a la expansión de la conciencia. es la vía del amor porque es la vida de lo nuevo y el amor es lo que en nosotros se esta renovando siempre. ahí no estamos repetidos, ahí no somos los mismos. realmente ahí nos estamos inventando. es la vía de la creación, que es en nosotros la creatividad, donde ese potencial creador esta brotando de nuestro corazón a cada instante. es la vida de la union, pero la union no hace que desaparezcamos, porque la union es aquello que realmente nos afirma como seres humanos.
Así que siempre dentro de todo este proceso y en el ejercicio de la meditación, en el ejercicio de elevar el corazón, la oración, el ejercicio de sentir a dios o presentir a dios en nuestro corazón, que llamamos meditación, la misma respiración es un ejercicio sagrado, es el ejercicio de la consagración. no es posible vivir espiritualmente sin consagrarse y consagrarse no es repetirse o hacer lo mismo inconscientemente. consagrarse es hacer aquello que nos permite con toda la fuerza de nuestra conciencia encontrar una vida que es sagrada. entrar en el ritual de la vida, en el ritmo de la vida, que no es simplemente un ritmo repetido, no es el ritmo de la rutina, sino que es un ritmo totalmente creativo. a través de la meditación nos estamos siempre renovando. la vida espiritual es aquello que nos permite la renovación. nos permite la frescura, la ternura, la dulzura. nos permite la fuerza de los brotes tiernos, nos permite la renovación en el amor.
Nos vamos a saludar y vamos a encender nuestro corazón en un abrazo. eso es un ritual. imaginamos literalmente que el otro es un leño. el leño de su corazón esta maduro y que lo encendemos y además sentimos como el otro enciende nuestro corazón. vamos a encendernos primero, encender el fuego de nuestro interior. abrazamos al que queremos abrazar.
Estas son palabras de Jorge Carbajal en su taller
“El Arte de Vivir con Espiritualidad” .
Kachamani.
Un ritual de restablecimiento de la unión, de la union con nosotros, pero cuando nos unimos con nosotros nos unimos con el universo, nos unimos con la corriente de la creación. la primera parte del ejercicio es contacto con nuestro cuerpo fisico y el contacto es simplemente llevar la conciencia, porque vivimos donde tenemos la conciencia. ahí donde llevamos nuestra atención, ahí esta nuestro ser, ahí esta nuestra energía, ahí esta lo que somos. así que llevamos la atención al cuerpo fisico, al campo emocional, al campo mental, a nuestra respiración que quiere decir a nuestro ritmo, porque la vida es una ritmicidad cíclica. ese es el primer movimiento.
Luego viene un segundo movimiento que es la impresión. entramos en contacto con nuestra esencia real, con aquello que somos. primero era el plano objetivo, es un sol externo pero somos concientes de que ese sol es un símbolo del alma, es un símbolo de la mente en la que estamos contenidos y nos convertimos en esa mente. luego llevamos el sol al interior y entramos en un contacto interior con la luz. ese contacto representa el gran río de la conciencia que desemboca en la cabeza, en la epífisis y después encendemos nuestro corazón. ya no es un contacto exterior sino que tenemos una impresión de la luz en nuestro interior, en nuestro cuerpo que ya no solo es el campo fisico, sino que es el campo emocional y el campo mental. luego conectamos la cabeza, el corazón y el alma. asumimos que el alma no es el sol que se levanta sino es el sol en su cenit. el sol ha ascendido, esta sobre nosotros, sobre nuestras cabezas y así vamos conectando la energía del corazón con la energía de la cabeza que es la energía de la mente, con la energía de la mente universal. ya no es la energía de la mente concreta, la mente individual, sino que es nuestra raíz, es la mente universal. esa raíz es el alma. ascendemos hacia el alma, recibimos la impresión del alma. esa impresión esta caracterizada por el profundo silencio interior. solamente podemos tener la impresión cuando se acalla todo ruido, pero lo acallamos cuando hemos seguido el proceso de la luz dentro de nosotros.
Y viene la tercera fase, que es la fase que emprendemos ahora. hemos descendido la luz del alma, hemos inundado con la luz del alma nuestro cuerpo mental, nuestro cuerpo emocional, nuestro cuerpo fisico ¿y quien nos dice que lo hemos realizado? la energía sigue el pensamiento. si lo pensamos, lo realizamos. cuando el pensamiento se llena del colorido de la emoción, se vuelve imaginación. pero la emoción no quiere decir un movimiento hacia el exterior. la emoción es llenar de colorido, de propósito y tenemos la impresión del alma y una vez que tenemos esa impresión, pasamos a la tercera fase del ejercicio. esa tercera fase es la proyección de la luz del alma. es la exteriorización y se llama la fase de relación.
Tenemos así tres fases. primera es el contacto, segunda, impresión y el tercer movimiento que es el movimiento de relación. en ese movimiento de relación tratamos de entender, tratamos de sentir y tratamos de convertir en movimiento todo aquello a lo que hemos accedido, toda la claridad que hemos podido obtener.
Esa técnica de meditación es una técnica de union. union con nuestro cuerpo fisico, con nuestro cuerpo emocional y con nuestro cuerpo mental, pero siempre estamos aprendiendo, porque vivir es aprender. la vida es el espíritu y el espíritu mismo es el proceso de aprendizaje. digamos que vivimos espiritualmente cuando aprendemos.
Así que ahora vamos a proyectar esa luz para acceder aquello que hemos aprendido. vivir espiritualmente es una aventura. la vida cómoda de espacio, de seguridad. es la vida a través de la cual conocemos la incertidumbre y que la aceptamos. es la vida del vacío pero no tenemos el vacío sino que sabemos que el vacío es la puerta abierta hacia la plenitud. es la vida de la renuncia pero no tenemos la renuncia porque sabemos que mas allá de la renuncia espera la libertad. es la vida del deseo, si pero un deseo que se consagra, mas allá de la dependencia, la independencia y a la libertad, a la expansión de la conciencia. es la vía del amor porque es la vida de lo nuevo y el amor es lo que en nosotros se esta renovando siempre. ahí no estamos repetidos, ahí no somos los mismos. realmente ahí nos estamos inventando. es la vía de la creación, que es en nosotros la creatividad, donde ese potencial creador esta brotando de nuestro corazón a cada instante. es la vida de la union, pero la union no hace que desaparezcamos, porque la union es aquello que realmente nos afirma como seres humanos.
Así que siempre dentro de todo este proceso y en el ejercicio de la meditación, en el ejercicio de elevar el corazón, la oración, el ejercicio de sentir a dios o presentir a dios en nuestro corazón, que llamamos meditación, la misma respiración es un ejercicio sagrado, es el ejercicio de la consagración. no es posible vivir espiritualmente sin consagrarse y consagrarse no es repetirse o hacer lo mismo inconscientemente. consagrarse es hacer aquello que nos permite con toda la fuerza de nuestra conciencia encontrar una vida que es sagrada. entrar en el ritual de la vida, en el ritmo de la vida, que no es simplemente un ritmo repetido, no es el ritmo de la rutina, sino que es un ritmo totalmente creativo. a través de la meditación nos estamos siempre renovando. la vida espiritual es aquello que nos permite la renovación. nos permite la frescura, la ternura, la dulzura. nos permite la fuerza de los brotes tiernos, nos permite la renovación en el amor.
Nos vamos a saludar y vamos a encender nuestro corazón en un abrazo. eso es un ritual. imaginamos literalmente que el otro es un leño. el leño de su corazón esta maduro y que lo encendemos y además sentimos como el otro enciende nuestro corazón. vamos a encendernos primero, encender el fuego de nuestro interior. abrazamos al que queremos abrazar.
Estas son palabras de Jorge Carbajal en su taller
“El Arte de Vivir con Espiritualidad” .
Kachamani.